sábado, 17 de diciembre de 2011

Prohibido el paso... anécdota de navidad


Hoy fue una de esas mañanas en que con el frío y la llovizna me ha venido una idea a la mente. Una reflexión algo piadosa pero hasta cierto punto interesante. Hasta la acompañaré con unas imágenes.

Sucede que ayer asistí a un concierto de un coro protestante. El concierto fue en el teatro Pedro Díaz en mi ciudad, Cordoba. Bueno, soporté media hora. No es que cantaran feo o desafinado. Es que simplemente no transmitían nada ni musical ni espiritualmente. Los cantos eran traducciones o adaptaciones literariamente sin gracia y los arreglos musicales dejaban mucho que desear. Bastante gris el asunto.

Pero lo importante no es el coro ni el concierto. Eso fue solo el primer paso. Al salir del teatro me dirigí a la plaza central, en donde desde hacía unos días habían colocado y encendido el pino de navidad. Le colocaron una plataforma pequeñita y la verdad está muy mono.






A unos cuantos metros de este colocaron el Belén o nacimiento. Es sencillo, es bonito. Y es aquí donde sin yo darme cuenta comenzó a gestarse esta reflexión.

Sucede además que la Plaza de Cordoba mejor conocida como el "Parque 21 de mayo" esta en obras desde hace un mes más o menos. Le están cambiando el piso, arreglando las jardineras y cambiando el alumbrado. Por esto han colocado cintas amarillas con la leyenda "prohibido el paso" para evitar que las personas interfieran en las labores, además de evitar accidentes y ese tipo de cosas.

Anoche me acerqué al Belén. Quise hacerle algunas fotos pero había varias personas haciendo lo mismo así que decidí regresar mas tarde. Sin embargo me pareció curioso que una de esas cintas amarillas atravesara justo por el frente el adorno.


Si mi memoria no me falla, la Biblia cuenta en el Génesis que Dios, al expulsar a Adán y a Eva del Paraíso colocó a la entrada del mismo a un ángel con una espada de fuego que les impedía el paso. Pues bien, no diré que era lo mismo, pero así me sentí por unos instantes. También me pregunté cuántas personas lo habrían notado.


Y es que a mi modo de ver, la Navidad es justamente lo contrario de lo que representaba esa "coincidencia laboral" por llamarla de algún modo. Jesús nace para venir a cortar ese listón amarillo de "prohibido el paso" para decirle al ángel de la espada de fuego: "ya basta". 

Junto con esto, hay otra idea que traía en la cabeza y que no alcanzaba a darle forma: los anuncios de varias empresas, tiendas, marcas... acerca de la "magia" de la Navidad. "Despierta en ti la magia" "vive la magia", y la magia por arriba y por abajo.

Señores, Navidad no es magia. No es que de la nada, "por arte de magia" valga la redundancia, se gesten buenos deseos y floten en el aire partículas de felicidad. Navidad es amor, dolor, sacrificio. Navidad es que hubo una persona que sacrificó todo por venir a romper ese listón amarillo que nos alejaba de Dios. Que nos dejaba afuera de la fiesta para que entendamos. Navidad es el acto de renuncia más grande que ha conocido el mundo y por el cual podemos volver a acercarnos a Dios. A un Dios que se hace pequeñito. Así que de magia nada!

Bueno, como podrán notar, las fotos del pino fueron tomadas en la noche y las del Belén por la mañana. Sí, regresé hasta esta mañana y de camino iba pensando más o menos todas estas cosas que acabo de compartir con mis amables lectores.

Para terminar, dado que se acerca esta fecha tan significativa y no se si me conecte a este espacio, les deseo desde ahora que sean los primeros en entrar al portal una vez cortado el listón. Y más aun, que si Dios cortó el listón que nos impedía el paso hacia el, que también nosotros cortemos el listón amarillo de nuestros corazones para que Él pueda entrar sin ningún problema.

Feliz Navidad y Año Nuevo



jueves, 13 de octubre de 2011

Duérmete en mis brazos

Quiero dormirme en tu boca
Mientras tu pequeña mano acaricia mis cabellos y tus ojos me hablan desde el silencio en que me envuelves

Quiero sentir que estas ahí con las manos entrelazadas en tu regazo mirando mi respirar pausado y que en un arrebato de ternura cerrando tus ojos hermosos besas mi frente

Quiero soñar con tu mirada franca. Esa mirada para quien no tengo secretos. Quiero que tu mirar limpio me desnude el alma y quedar ante ti pobre e indefenso

Quiero tomar tus manos entre las mías. Apoyar en tu frente mi frente. Acariciar con mi mejilla tu mejilla y que nuestros labios se encuentren. Que me beses y besarte. Sentir en un beso que me quieres y quererte con un beso

Y después dormirte en un abrazo y que sueñes que yo estoy cuidando tu inocente sueño

Duermete en mis brazos que yo ya duermo en tu regazo.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Por quién tocaron las trompetas

Hoy llegaron a mi ciudad, a Córdoba Veracruz, las reliquias de Juan Pablo II. Realmente no tengo tanto que decir. Simplemente me hicieron recordar. Esta mañana me acerqué a la Catedral de la Inmaculada Concepción en el momento en que se tenía la misa presidida por el obispo. No pude entrar. Estaba literalmente retacada de gente.

Me hicieron recordar. Recordé por ejemplo aquél 26 de noviembre de 2004 en que tuve la oportunidad de ver a Juan Pabo II en el Aula Pablo VI en el Vaticano. Recordé su figura cansada pero firme que entraba por aquel largo corredor. Recordé el esfuerzo profundo que hacía para pronunciar cada palabra. Recordé que le tuve a unos cuantos metros de distancia y se me enchinó la piel.

No pude entrar esta mañana a la Catedral, solo caminé un poco por el atrio y después me salí al parque. Y al ver la larga fila que hacia varias curvas y que podría incluso dar varias vueltas a la plaza seguí recordando. Viví de nuevo aquella experiencia de ver una fila de gente darle vuelta y media a la Plaza de San Pedro también en el Vaticano para pasar unos segundos delante de su tumba. Recordé las hileras e hileras de personas reunidas a lo largo de las calles del Distrito Federal en México para verle pasar en el Papamóvil.

Recordé mientras caminaba por la plaza y también me puse a pensar. Pensé que quien era capaz de seguir convocando tanta gente aun después de muerto. Pensé si no sería la Iglesia una de las pocas, si no es que la única organización que no necesita contratar gente para llenar sus "eventos". Pensé que a cuantas de esas personas que estaban ahí no les hubiera gustado verlo en vida y yo había tenido esa posibilidad. Pensé que los vendedores ambulantes que merodeaban por ahí gritando "lleve la foto con las reliquias" "como lo vio ahorita, lleve la foto" banderas del Vaticano, lleve sus banderas" quizá no sabían exactamente qué cosas eran unas reliquias.Y pensé más cosas.

Como a eso de las nueve de la mañana, en el mismo parque, algunas personalidades del gobierno local tenían un acto frente a una estatua de Miguel Hidalgo. Le colocaron una corona de flores mientras un policía hacia sonar la trompeta. Yo, como estaba lejos, no logré ver que era un acto cívico. Solo escuche la trompeta. Tocaba como se toca por un general muerto en batalla. Y lo relacioné con el difunto Papa.

Eso fue lo último que pensé. Y no solo lo pensé. Me enchinó la piel y casi me hizo saltar lágrimas de los ojos. Era como un último tributo dirigido a él. La gente le lloró y hoy que "visitaba" mi ciudad, también las trompetas le lloraban. Las trompetas tocaron por él como se toca por un general que había dado su vida, sí, hasta el último aliento de su vida, ahí, en el fragor de la batalla.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Como si no pasara nada...


Quizá solo sea cuestión de coherencia. Sí, esa virtud de la que tanto carecemos. Esa virtud a la  que vulgarmente le llamamos “huevos” como buenos mexicanos, pero solo le llamamos porque no la tenemos. Como si no pasara nada.

Este 15 de septiembre volverán a lanzar vivas a un País que  tiene muertes hasta el hartazgo, mientras los colores y el ruido de los fuegos artificiales les harán olvidar por un rato ese otro fuego y ese otro ruido de tantas armas disparadas contra gente inocente. Como si no pasara nada…


Como si no pasara nada irán a dar “El Grito” para ahogar por un rato esos otros gritos a los que a fuerza de un poco de pan y bastante de circo nos hemos ido ya acostumbrando. Gritos que piden justicia, gritos que piden fin a la violencia. Gritos de gente  que muere sin saber exactamente por qué.


Falta de coherencia y para quien no me entienda, falta de huevos para hacer algo que está en nuestras manos pero que no haremos. Lanzarán vivas a los héroes patrios gritando esos nombres preclaros a la noche mientras se olvidan de esos otros nombres que llenan las listas de muertos de norte a sur en la República. Sí que vivan ellos, porque esos otros nombres y más nombres, ya están muertos. Los encontramos en los periódicos, en lápidas, en obituarios, pero, no pasa nada, porque esta noche es para recordar otros nombres. Nombres que no molesten tanto a la conciencia, sino que permitan hacer fiesta, como si no pasara nada.


Y claro, porque en este País somos expertos en hacer como si pasara nada, eso, exactamente eso haremos este 15 de septiembre. Vámonos a celebrar, que al fin y al cabo, no pasa nada. A los pocos días ya estaremos poniendo nuevamente el grito en el cielo, criticando al gobierno, a las autoridades incompetentes, exigiendo renuncias y justicia. Haciendo huelgas, marchas y protestas poniendo cara de indignados mientras tenemos aun en la boca el sabor de los tequilas y en el ambiente el olor a fuegos de artificio.


Pero esta noche no. Esta noche deberíamos protestar vistiéndonos del luto que tanto le atribuimos al País, pero no. Sería demasiado compromiso. Esta noche es para hacer como si no pasara nada. Para vestir de fiesta a un país que llora sangre en el alma. La sangre de sus hijos víctimas de violencias, injusticias, venganzas y fratricidios.


Yo por mi parte no iré a dar el Grito. Guardaré silencio. Guardaré silencio por aquellos que ya no pueden hablar. Por los que una bala perdida o una fatal confusión les arrancaron la voz y la vida. Y a lo mejor ya después en la tranquila soledad de mi casa me beba también por ellos un tequila y haga como si no pasara nada.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Recuerdos

¿Has olido la soledad? Dicen que los animales tienen un sentido y que pueden oler el miedo. Yo he olido la soledad y con su aroma entró en mi alma el recuerdo. Un corredor largo y frío. Afuera, un día gris y un campo de football escarchado por el rocío de la mañana.

Y en mi alma la soledad y el recuerdo se mezclaron y la mezcla produjo la nostalgia. Salí a la azotea y el aire frío de una noche limpia acrecentaba el fuego tenue de la nostalgia.

Ahora pasa ante los ojos de mi recuerdo una silueta que poco a poco va cobrando nitidez. Una persona con quien irremediablemente me he encariñado. Yo me encariño con las circunstancias, y esta persona se coló en una serie de circunstancias y quedé como ya he dicho antes, irremediablemente encariñado.

La nostalgia se diluyó de nuevo en el recuerdo y un calor casi sensiblese fue expandiendo por mi cuerpo. De pronto me vi entre los brazos de quien estuve platonicamente enamorado.

Volví a oler la soledad y me quedó un sabor agridulce y el frío comenzó a hacerme temblar. Sonreí conmigo mismo. Una estrella me hizo un guiño y entré nuevamente en casa.

-¿Qué hacías en el techo?- me preguntaron
-Trataba de ver el atardecer- y sentí arder en mi una llamita del recuerdo.

miércoles, 31 de agosto de 2011

No llores Luna

Les comparto una poesía hecha hace poco tiempo. No la he querido subir sino hasta hoy por ser una fecha especial este 31 de agosto.

Hoy vi llorar a la Luna

Lagrimas de sangre y plata

Lagrimas de dolor y ternura

Las de dolor, escarlatas

Las de plata, con amargura

En silencio me acerque

¿Por qué lloras, blanca señora?

Que dolor tu alma perfora

Que sanarlo intentaré

Ella me miró con dulzura

Sonriendo con cierta tristeza

Sería una proeza

Sanar lo que me desfigura

El corazón

Mas te lo confiaré

A ti que eres poeta

Para que si no lo sanas

Al menos llores conmigo

Y tus lágrimas de vidrio

Aclaren mi rojo llanto

Hace ya tiempo que brillo

Noche y noche sin descanso

Un mortal me enamoró

Con un audaz y dulce canto

Y mi corazón tocó

Volvió de sangre

Lo que era fría plata

Y a mi blanca hermosura

Le dio el calor de la ternura

Me enseñó a tener compasión

En el día soñaba su voz

De noche para el brillaba

Pues decía que yo lo inspiraba

E hinchaba su corazón

Hoy quisiera estar con él

Y no sé cómo lograrlo

Si hacer estrellas con sus cantos

O hacerme yo como él

Más si me hiciera humana

Acaso ya no me amaría

Además que dejaría

De brillar al caer el día

Si lo hago a él como yo,

Perderá su corazón?

O su voz se extinguirá?

Ahí tienes mi dolor

Quien jamás pensaría

Ver llorar sangre a la Luna

Hoy lloro como ninguna

Y decirlo no me avergüenza

No había ella acabado

Cuando ya también yo lloraba

Por qué lloras poeta,

Me dijo la blanca enamorada

Porque tu pena taladra

No solo mi corazón

Sino hasta mi misma alma

Yo soy, yo tu poeta

Quien te tiene encantada

Quien dio el calor de la sangre

A tu corazón de plata

No llores más luna hermosa

Que el llanto afea tu cara

Yo haré versos o prosa

Hasta fundirme en tu alma

Tú serás mi blanca reina

Y dueña de toda mi alma

Seré tuyo como la noche

Pálida o estrellada

Oscuro cuando tu no estés

Brillante para cuando salgas

No llores más mi princesa

Borra tu llanto escarlata

Y que mis lágrimas de vidrio

Se mezclen con las tuyas de plata

Ya eres dueña de mis cantos

Y razón de mis palabras

Hoy cuando caiga la noche

Dormiré a las estrellas

Y te besaré con ellas

Aunque el cielo me lo reproche

Te envolveré con su manto

De negro aterciopelado

Y después como un suave canto

Ya no me iré de tu lado

Ya ha caído la noche

He de cumplir mi palabra

Me voy a vivir con la Luna

Me voy a estar con mi amada

Este es el testamento

De un poeta enamorado

Si me buscan, vean al cielo estrellado

Y tal vez allí me encuentren

Enlazando dulces palabras

Para mi blanca princesa

Si la ven sonreír

También sonrían con ella

Pues ahora es feliz

Por estar con su poeta.

domingo, 28 de agosto de 2011

Eres vida para mi

Les comparto una poesía que he escrito recientemente. Espero les guste.

Desde la oscura negra tumba de mi noche

Vi brillar un resplandor del día

Pequeño fulgor que hacia a mi venia

Desafiando el negro temor que lo envolvía

No quise creer lo que veía

Y de mis ojos cansados no me fiaba

Mi mente aletargada despertaba

Y era por ti que mi corazón otra vez latía

Rayo de luz que sin querer rompías

Las negras mortajas de mi alma muerta

Y alumbrabas mi camino hacia la puerta

De la vida misma a que me devolvías

No pensé que tu morir quisieras

Más bien reía porque me levantabas

A qué si no, donde la muerte entrabas?

Mas que a morir o a que me revivieras

Por que razón tu vida arriesgabas

Bajando al pozo oscuro de la muerte?

No lo se

Solo sé que de tu luz me enamoré

Y por ti del abismo regresé.

Yo no te dejaría morir

Ni que tu resplandor de luz se acabe

Pues al apagarse, ¡¿quien lo sabe?!

Si dejaría también yo de existir

Pequeño fulgor de luz de día

Hoy que te contemplo comprendí

Que sin tu luz sería un alma vacía

Porque tú eres vida para mí.

sábado, 20 de agosto de 2011

Mi visión analógica de Harry Potter 1

Eso de "analógica" necesitaría una explicación, sobre todo porque yo mismo lo primero que pensé al releerlo fue en un reloj... cosas de la vida.

Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, la analogía es la relación de semejanza entre dos cosas distintas o bien, el razonamiento basado en la existencia de atributos semejantes en seres o cosas diferentes.

He leído por cuarta vez Harry Potter 1. No es que sea el más fanático ni que me sepa todos los nombres edades gustos vidas obras y milagros de los personajes. No, simplemente me entretiene y lo leo cada vez que me quiero distraer un rato, alternándolo con otros libros claro.

El punto sobre la analogía es el siguiente. Cuando lo leí por segunda vez lo hice más reflexivamente y enfocando los hechos desde la "historia de la salvación" católica. Yo no digo que sea la única perspectiva que se le pueda dar ni mucho menos que haya sido la intención de la autora. Es más creo que se han escrito varios libros sobre el hecho de los cuales he de decir que no he leído ninguno. Lo que aquí escribo son "descubrimientos" propios que hice en aquel tiempo. Ojalá les gusten.

En primer lugar está la lucha del bien contra el mal. Este es un elemento constante en la literatura universal, sin embargo aquí, haciendo uso también de la simbología católica, podemos ver que las principales casas que están en lucha son Griffyndor representada por un León y Slytherin representada por una serpiente. Respecto al León, el León representaba a la tribu de Judá y en el apocalípsis de San Juan se hace referencia al León de Judá que es Cristo. El león por tanto será representante del bien en contraposición de la Serpiente que representa en el libro del Génesis al mal, al diablo.

Con la llegada de Harry las cosas empiezan a cambiar. Hacía siete años que Slytherin ganaba la Copa de las Casas. Aquí además se puede comentar que el siete es también un número simbólico en el cristianismo que denota plenitud. No sé, la autora podía haber elegido cualquier número pero eligió el siete.

Otro detalle que me llama la atención es el del título que ostenta Harry como "el niño que vivió" esto me llevaba a pensar que en cierto modo Cristo al nacer, también fue el niño que vivió, dado que sobrevivió a la matanza hecha por Herodes de todos los niños menores de dos años por miedo a ser destronado como Rey.

Hay un punto más: las acciones particulares afectan a toda la casa. Esto me hace pensar en la Iglesia como Cuerpo Místico. Muchas veces he oído y leído como los pecados personales afectan de manera directa a toda la iglesia. Nunca me sonó tan lógico, la verdad. Pero debe ser así. En el caso de Harry Potter se ve esto cuando pierden puntos. Cometen infracciones al reglamento por lo que les restan 150 puntos y la casa que ya iba en primer lugar (las buenas acciones también afectan a todos) desciende a último lugar.

Me dio también que pensar el hecho de la victoria final de la Copa de las Casas.
1º Sí, los esfuerzos y logros de Harry Ron y Hermione ayudan a recuperar puntos pero no son los que le dan la victoria a Griffyndor.
2º No ganan por 50 puntos (algo grande o vistoso) sino por 10 puntos... algo a primera vista simple.
3º Ganan por algo inesperado: la oposición de Neville a sus amigos. El león vence a la Serpiente.
Esto me lleva a pensar que en sí la salvación no es que se de por méritos propios. Sí cada uno tiene que luchar y esforzarse por llegar al cielo (líbreme Dios de caer en la idea de los protestantes) pero la salvación es "gratuita" en el sentido que Cristo pagó con su vida nuestra deuda, a nosotros solo nos toca corresponder y poner el poquito que está de nuestra parte.

La figura de Dumbledore:

En este caso la analogía sería con Dios. Sus características serían: Sencillo (Cfr. primeras palabras en el comedor al inicio de curso) Providente (Le deja la capa de la invisibilidad a Harry, le deja que mire en el espejo de Oesed) No castiga. De hecho Dumbledore rara vez si no es que nunca da un castigo directamente. Lo deja a los responsables de las casas.

"Sabe" todo pero respeta la libertad. Permite el mal para sacar un bien. Se va y Harry se enfrenta a Voldemort, pero llega a tiempo para ayudarlo, nunca te pide mas allá de tus fuerzas, pero te pide que lo des todo.

Está claro que es Harry quien toma la decisión de enfrentar a Voldemort. Dumbledor ya lo sabía, lo permite, no lo obliga, lo ayuda.

No responde a nuestras preguntas aunque sepa la respuesta, espera el momento oportuno (esto cuando Harry en la enfermería le pregunta algo acerca de por qué Voldemort lo quiso matar a él antes que a su madre)

Creo que la analogía es bastante obvia. Al menos lo fue para mi. Con Dios creo que cada quien se puede remitir a su propia experiencia y verán muchas semejanzas con este relato.

Para finalizar (uff ya era hora) transcribo algunas de las que se me hicieron las frases mas interesantes de Harry Potter y la Piedra Filosofal. Cada lector tendrá las suyas. Estas me agradaron a mi y se las comparto.

  • Bajo una mata de pelo negro azabache, sobre la frente, pudieron ver una cicatriz con una forma curiosa, como un relámpago.
-¿fue allí? susurró la profesora McGonagall
-Sí, respondió Dumbledore. Tendrá esa cicatriz para siempre.
-¿No puede hacer nada, Dumbledore?
-Aunque pudiera, no lo haría. Las cicatrices pueden ser útiles. Yo tengo una en la rodilla izquierda que es un diagrama perfecto del metro de Londres (Capítulo 1)

  • Después de todo, "el-que-no-debe-ser-nombrado" hizo grandes cosas. Terribles, sí, pero grandiosas (Cap. 5. Ollivander a Harry)
  • ¡Ah! la música -dijo, enjugándose los ojos- Una magia más allá de todo lo que hacemos aquí. (Cap 7 Dumbledore)
  • Pero desde aquel momento, Hermione Granger se convirtió en su amiga. Hay algunas cosas que no se pueden compartir sin terminar unidos, y, derribar a un troll de tres metros y medio es una de esas cosas (Cap. 10)
  • Es curioso lo miope que se puede volver uno al ser invisible (Cap. 12)
  • No es bueno dejarse arrastrar por los sueños y olvidarse de vivir (Cap. 12)
  • Después de todo, para una mente bien organizada, la muerte no es más que la siguiente gran aventura
  • El problema es que los humanos tienen el don de elegir precisamente las cosas que son peores para ellos
  • El miedo a un nombre aumenta el miedo a la cosa que se nombra.
  • La Verdad es una cosa terrible y hermosa, por eso debe ser tratada con cuidado
  • Dumbledore es un hombre muy especial. Yo creo que quería darme una oportunidad. Creo que él sabe mas o menos todo lo que sucede aquí. Acepto que debía saber que lo íbamos a intentar, y en lugar de detenernos, nos enseñó lo suficiente para ayudarnos. No creo que fuera por accidente que me dejó encontrar el espejo y ver como funcionaba.

Nota final: aunque ya lo expresé de alguna manera, lo repito. No pretendo decir que los personajes o la historia SON los personajes o la historia de la salvación. Es una simple analogía. Dirían los italianos: se non è vero, è ben trovato. La edicion que leí de Harry Potter es: Harry Potter y la Piedra Filosofal, Ediciones Salamandra 13ª edición, Barcelona, España. Traducción por Alicia Dellepiane

domingo, 31 de julio de 2011

Cuento corto

Comparto un cuento que escribí hace un par de años en Roma, para un proyecto que creo que nunca vio la luz. De todas maneras, tras 4 años me parece interesante el relato. No lo he ni corregido ni actualizado. Lo copio tal cual. Ojalá les guste.

Amaneció como los otros días. El joven estudiante se desperezó. Se estiró un poco en la cama. Internamente contó hasta tres y se levantó. De camino a la universidad se topó con el policía uniformado de azul, con el barrendero que silbaba una desconocida, inacabada y melancólica melodía. Vio de reojo la figura casi estatuesca del conserje de la universidad y siguió su camino sin detenerse hasta su mesa banco. Qué desperdicio de tiempo –pensó- podrían aprender un idioma, aprender algo nuevo y mejorar su nivel de vida… ganar más dinero, ser más felices, cambiar el mundo.

Como los otros días atendió casi sin pestañear las elevadas y deshilachadas palabras de los diversos profesores. Mientras tanto, en los pupitres de al lado, un par de jóvenes vagaban perdidos el uno en los ojos de la otra y la otra en los ojos del uno, imaginando cuentos de castillos medievales y de princesas dulces y frágiles en espera de un beso que les devolviera el calor de la vida a sus fríos y entumecidos miembros. Al otro lado, otro joven estaba muy lejos de captar ni una de las palabras enredadas del intelectual ya que se entretenía, más que enredando, tejiendo con fineza frases y palabras en versos alegres y sonantes. Qué desperdicio de tiempo –pensó como los otros días- podrían preocuparse por ser más instruidos y así cambiar el mundo, en lugar de perderse en sus tonterías. Y volvió a casa como los otros días.

Como algunos otros días, se detuvo un momento en una iglesia para rezar. Miró un gran Cristo barroco que pendía lastimosamente de una cruz también barroca. Una comunidad de fervorosos monjes cantaban dulcemente notas dulces de un vigoroso canto gregoriano. No pudo el joven estudiante reprimir un pensamiento excusándose antes ante el Cristo. Qué desperdicio –pensó- con esas voces tan hermosas podrían elevar el mundo a Dios, en vez de estar enterrados en este claustro tan alejado y escondido.

Saliendo de la iglesia, pasó por el cementerio de los monjes, donde con asombro pudo ver que yacían descansando en la paz de esos solitarios parajes doctores, maestros, licenciados, tanto en ciencias sagradas como profanas. Y brotó natural, como natural crecía la hierba entre las frías lápidas un lastimero pensamiento… qué desperdicio –pensó- estos pudieron enriquecer la ciencia y cambiar al mundo con sus mentes brillantes y en cambio aquí pasaron desapercibidos.

Un poco más lejos advirtió la figura, más fuerte que robusta, de un joven con su anciano padre que juntos cavaban una fosa. Qué desperdicio de fuerzas –pensó el joven estudiante- y todo para seguir viviendo de ese mismo modo… y el joven se lo trasmitirá a su hijo, y el hijo al hijo y así… pudiendo emplear esa fuerza en otros sitios y ganar más dinero y mejorar su vida y ser más felices… qué desperdicio –pensó igual que tantos otros días.-

Y los días pasaban como pasa un pensamiento. Las noches se sucedían como se sucedían las ideas del joven estudiante. Y el joven estudiante dejo de ser estudiante y empezó a trabajar. Y buscó no desperdiciar su tiempo en cines, diversiones o reuniones sociales. Pronto el empezó a ser un egregio profesor de la universidad renombrada y se sintió orgulloso al escucharse a sí mismo elaborando altas elucubraciones. Aprendió nuevos idiomas, elevó su nivel de vida, pretendió ganar más dinero buscando ser más feliz, queriendo cambiar el mundo. Como otras ocasiones anteriores, tuvo un pensamiento… que desperdicio –pensó- de aquellos que no buscan aprovechar todo como yo…

Y el tiempo pasó, y el joven a más de ya no ser estudiante, dejó de ser joven. Los años le cubrieron de gris los cabellos y de piedra el corazón. Sólo podía felicitarse a sí mismo por lo bien que aprovechaba todo y reprochar internamente la conducta de los demás. El tiempo pasó y Dios le llamó a su presencia.

“Señor, qué desperdicio” dijo no apenas llegar a la presencia del Padre celestial. “tanto tiempo esforzándome por cambiar el mundo… y ahora me llamas en este preciso momento. ¿por qué no haces que los hombres aprovechen mejor lo que tiene o pueden tener, por qué no mandas… por qué no haces, por qué…”

Y Dios que es toda paciencia y que tiene miles de años de experiencia en el trato con los hombres, le dejó hablar y desahogarse. Después, sin decir ninguna palabra le invitó a presenciar lo que ocurría en la Tierra en ese instante.

Una señora se preocupaba por el cadáver de un vecino que se había quedado sin nadie que velara por él. “qué desperdicio, Señor; por qué meterse en algo que no le incumbe” momentos después, pagaba de su propio dinero para que le dieran cristiana sepultura. Un sacerdote de estupenda y vigorosa voz, cantaba con fervor el réquiem acompañado por un coro de monjes. Dos hombres, uno anciano y otro más joven, cavaban la fosa al tiempo que elevaban una sencilla oración por el alma de quien sepultaban. Y vio como esas acciones, esas sencillas plegarias conmovían el rostro Divino y le eran gratas.

Pero Señor, ¿cómo puede la gente dejar su vida de por sí ya corta en esas nimiedades? Yo realmente me esforcé por cambiar el mundo.

“Hijo mío, concluyó el Señor, el mundo no se cambia por la cantidad de cosas que hagas o por tus grandes saberes. El mundo cambiará cuando los hombres se decidan a seguir el mandamiento dado por mi amadísimo Hijo “amaos como yo os he amado” el mundo se cambia a base de amor. Y eso que a ti te parecen nimiedades, son ante mí, las mayores acciones para cambiar el mundo.

viernes, 22 de julio de 2011

Pocas palabras

En el parque
viendo caminar a las gentes
te adivino en lo tranquilo de la tarde
y beso en silencio tu mirada
Las palmeras riman tu nombre.
Tu cielo me acaricia


(foto: Parque 21 de mayo, Córdoba Veracruz)


lunes, 13 de junio de 2011

Tus ojos y tu boca

Llueve. Es de noche. Es noche y llueve. Pero no es una lluvia torrencial. No, no es lluvia fuerte. Es lluvia tranquila pero constante. Larga. Interminable. Las gotitas caen melancólicamente. No golpean ni el suelo ni la hierba ni los cristales de las casas ni sus techos… los besan.

Y así como el agua besa la tierra… pienso en ti. Te veo recostada en mi pecho. Mis brazos te rodean. Quiero besarte. Te quiero besar y no puedo. Estás lejos. La lluvia sigue cayendo. Sigue acariciando los cristales, sigue abrazando el campo, sigue lloviendo.

Es de noche. Me encantan las noches. Llueve, me fascina la lluvia. Las gotas que caen me susurran tu nombre. No me lo gritan… porque es una lluvia melancólica. Es lluvia que arrulla. Y nada me arrulla mejor que escuchar suavemente tu nombre. Pienso en tu voz… tus ojos y tu boca.

Tus ojos grandes de limpio mirar. Tu boca fina, silenciosa, desafiante. Tu voz tímida al igual que tu sonrisa. Pienso en ti. La distancia se hace agua, como el agua tímida que cae hoy en forma de lluvia, y al igual que la lluvia, me susurra tu nombre.

Llueve y pienso en ti. Aunque no lloviera, pensaría en ti. Pero llueve y la lluvia me trae tu nombre desde el cielo. Desde alguna de esas nubes lejanas y grises. ¿Te llevara también a ti mi nombre la lluvia? Quiero abrazarte. No puedo. ¿Quisieras que yo te abrace? Quiero besarte. Tampoco puedo. ¿Dejarías que te besara? Miro como el agua besa la tierra.

Tus ojos y tu boca. Tus ojos son un poco como el cielo. Ventanas al infinito. Es fácil ver en ellos cuando va a llover… cuando hace un día soleado y cuando uno despejado. Son hermosos y profundos como el cielo de Castilla en una noche estrellada.

Tu boca. Tu boca me cautiva. Es firme. Es sencilla. Es sutil. Tus ojos y tu boca, hermosa combinación. Dios se lució contigo. Tu boca es como ver el horizonte en una mañana desde la playa… no sabes dónde acaba el mar y donde empieza el cielo. Así es tu boca. Así son tus labios. Desván de muchos secretos.

Termina de llover de manera imperceptible, como quien se queda dormido después de haber llorado. No se da uno cuenta. Y así como quien se quedo dormido está soñando… así yo. Ha terminado de llover y, de manera imperceptible, te sigo recordando. Tu nombre sigue en mi mente. Tú sigues en mis brazos, tu cara contra mi pecho. Volteas hacia mi cara. Veo tus ojos… veo tu boca… tus ojos y tu boca. Ya no sé si estoy soñando o si estoy pensando. Solo quiero seguir soñando… tus ojos y tu boca.

viernes, 10 de junio de 2011

Están cerradas las Iglesias

Tiene ya un buen rato que no me pongo a escribir lo que pienso. Y si no lo escribo, para mí es como si no lo pensara. Refiriéndome claro, a aquellos temas que captan de modo particular mi atención. Sería imposible escribir todo lo que se piensa, creo yo.

Y hablando de temas que captan de modo particular mi atención, hace días hubo uno que llego a mi cerebro y ahí ha permanecido medio oculto, medio visible, y que quiero tratar de darle forma.

El hecho es el siguiente: Están cerradas las Iglesias. No sé, no es que sea algo malo ni una persecución anticlerical o anticatólica, no. No es que no haya sacerdotes o que se acabaran los oficios divinos, no. No es que ya los fieles no se acerquen a los templos o que los sacristanes estén en huelga, no. Es simplemente que están cerradas las iglesias. Me explico.

Por diversas circunstancias a lo largo del último mes, ha coincidido que pasó frente a varias iglesias, capillas o templos, como prefieran llamarles, a las horas en que está cerrado. Bien sea muy temprano por la mañana, bien sea a la hora de la comida o por fin, ya en la noche. Lo que pasa aquí es que a mí se me hace raro, es algo que “golpea” la vista el hecho que una iglesia esté cerrada.

Revolviendo un poco entre mis recuerdos, yendo a la época en que era aún niño, o más niño, no encuentro una imagen fija de un templo cerrado. Hasta donde recuerdo, a partir de las seis, máximo a las siete de la mañana, los templos ya estaban abiertos dispuestos a recibir a quien se acercara buscando a Dios o buscando cumplir un mandamiento. Por la tarde, mientras todos comían, el templo permanecía abierto o quizá cerraban durante una hora, una breve hora. Y al finalizar el día, pero solo al finalizarlo, es decir, prácticamente siempre después de las ocho u ocho y media de la noche, entonces sí, se cerraba el templo, ya cuando la noche pintaba de oscuro el cielo.

Hoy por hoy, sinceramente es una imagen que me choca un poco. Debe ser además porque un par de veces he intentado entrar a un templo en esas horas en que está cerrado. Seré sincero, no conozco los horarios. Me imagino que abrirán a las ocho de la mañana, cerraran para comer a las dos de la tarde; abrirán de nuevo a las cuatro de la tarde y a las siete o siete y media, ya los están cerrando.

No digo que esté bien o que esté mal. Simplemente es un hecho que llamo mi atención y me da qué pensar. Bueno, he de decir que los domingos en que hay Misa hasta tarde, sí, los cierran más noche. Pero espero que no sea símbolo ni que ayude a que la religión se convierta en una especie de servicio público más.

jueves, 3 de marzo de 2011

Perdí el autobús (segunda parte)

Llego a mi casa al rededor de las ocho de la mañana. Mi nuevo viaje está programado para las nueve quince. Subo las escaleras, entro a mi habitación que está hecha un desastre. Mi maleta en el piso, desbordando ropa. Mis tennis, mis chanclas. No sé por donde empezar así que me siento en mi cama, enciendo la computadora y me conecta a internet.

Sigo molesto. Una y otra vez me recrimino: ¡cómo pude haber perdido el autobús! Mi hermana se despierta, sale de su habitación y me ve. Primero sigue su camino sin más. Después como que se da cuenta de que algo anda mal. Me mira de nuevo. Dispara la pregunta "¿y ora?" ¿no te fuiste? como si no me lo hubiera ya recordado yo mismo bastante, me veo obligado a revelarlo una vez más y esta vez además en voz alta... PERDÍ EL AUTOBÚS.

Nunca pensé que un hecho tan simple pudiera adquirir tintes tan estresantes. Es más, nunca pensé que un hecho tan simple tomara tanta influencia en mi. En otras circunstancias no le habría dado mayor importancia. Al saber que perdía el autobús hubiera dicho: "paciencia, me voy en el siguiente" y se acabó. Pero esto se está ya haciendo muy cuesta arriba.

Ahora despierta mi otra hermana. A ella le temo más. Estoy viendo ya su burla al saber que he perdido el autobús y sinceramente ahora no estoy para burlas. Pongo cara de molesto. Aun así me pregunta una vez más el motivo de que esté aún en la casa a esa hora. Si supiera... si supiera que mientras ella aun dormia yo me desperté, me enojé, salí, tomé un taxi, fui a la central, cambie mi boleto, la chica del mostrador me regañó, regresé caminando a la casa, me ladraron y persiguieron unos perros... pero no. No lo sabe y no le daré el gusto de saberlo. Le contesto con un escueto pero de nuevo humillante: "perdí el autobús"

Bueno, no alargaré más mi relato. Solo enumeraré unos hechos más. El autobús que debia salir a las nueve quince, salio a las 10 de la mañana. Por ir a toda velocidad, casi chocamos un par de veces. Además de perder mi clase del lunes, perdí mi entrenamiento de Voley. Sin nada que hacer en casa empecé a ver la televisión y que se va la luz. Ah, y no comí.

Ya por la noche tomé, entre otras cosas, una decisión muy firme de levantar el ánimo, pues si ese había sido el primer día no me quería ni imaginar el resto de la semana. Así que en lugar de verlo como el primer día de la semana, lo vi como el ultimo día de un mes que estaba ya muriendo. Y pensar que todo comenzó por haber perdido un autobús.

En honor a la verdad, no todo fue absolutamente malo. Es más hubo una cosa muy muy buena y fue que pude hablar con Laura. Si no, ahora sí que creería en la mala suerte.

martes, 1 de marzo de 2011

Perdí el autobús (primera parte)

Oigo entre sueños la voz de mi madre que grita: ¡Miguel! y ya despierto vuelvo a escucharla. Faltan diez minutos para las siete de la mañana. Mi primer pensamiento: "ya perdí el autobús". Acto seguido me enojo un poco. Golpeo más o menos fuerte mi pierna mientras me cambio a toda velocidad. Salgo de la casa aun despeinado y hecho una pequeña furia por dentro... ¿Cómo no escuché la alarma, por qué no habrá sonado? doy vuelta en la esquina mientras hago cuentas mentales para saber de cuanto serán mis perdidas. Pasa un taxi, le hago la parada y subo.

Ya llegando a la central voy más tranquilo, el aire fresco de la mañana me ha tranquilizado un poco, pero aun así debo presentar un aspecto de recién levantado. Los párpados los siento pesados todavía. La chica del mostrador, además de ser muy guapa es muy amable y me explica como cambiar el boleto. Luego me riñe un poquito porque se ha "desperdiciado" un asiento que otra persona quería. No se lo tomo a mal. Lo ha hecho de manera simpática.

Ya con mi boleto en mano, vuelvo a la realidad de haber perdido el autobús. Mi mente comienza a trabajar a toda velocidad. Primero me vuelvo a enojar con... no sé ni con quien enojarme. Pienso que no es buena manera de empezar la semana. Voy de regreso a la casa pero esta vez voy caminando. Necesito caminar, necesito pensar, necesito...

Enseguida comienzo a pensar en la cantidad de veces que he tenido que viajar... pierdo la cuenta, son demasiadas. Vienen a mi mente las estaciones de trenes de Burgos, España; la de Salamanca, las de Italia: Gozzano, Milán, Roma... pienso en el "Charles de Gaulle", en Malpensa, en Fiumicino y Ciampino... en el aeropuerto del DF... empiezo a frustrarme un poco. Sigo pensando en el "AutoRes" de Salamanca, en el de Madrid, en la Tapo, en la Central del Norte... en el aeropuerto de Monterrey... pienso en la central de Querétaro, en la de camiones de Torrelavega, en la de Cancun, pienso en el aeropuerto de Frankfurt de Alemania y en la famosa puntualidad alemana... Nunca, nunca he perdido un vuelo, tren, autobús, burro, taxi, camello.. ¡nada! Ni la puntualidad europea había podido conmigo. Definitivamente no es la mejor manera de empezar mi semana.

Mientras voy considerando todo esto, enfilo por una calle. Veo a lo lejos un perro. Conforme me acerco veo que es inofensivo. Cuando creo haber superado el peligro, de debajo de una combi junto a la que paso, sale ladrando una perra. Se le une el primer perro y comienza la persecución. Pensando no sé en que cosa, me freno, doy la media vuelta y los encaro... los amenazo con una moneda de cincuenta centavos recogida previamente en la calle. Se frenan ellos. Ladran. Dan la media vuelta. Yo me alejo caminando de espaldas. Pasa un "Chevy".

Sigo mi camino aun más agobiado. No puede ser. Es lunes, son las siete treinta de la mañana y ya llevo tres al hilo. Pienso en que si así estoy empezando me puedo esperar una semana bastante durita.

Vuelvo a hacer cuentas mentalmente. Me doy cuenta que me he quedado sin dinero para la semana. No, definitivamente no estoy empezando bien la semana. Y todo comenzó por haber perdido el autobús... (continuará)

miércoles, 2 de febrero de 2011

El periodismo en México

El problema no es el periodismo. El problema es México. El problema tampoco es México, el problema son algunos mexicanos. A mi humilde parecer, y no me cansaré de repetirlo, México es como lo definió Joseph Schlarman, una tierra de volcanes, un país con muchos relieves en la orografía social.

Más allá de la verdad, de las garantías ofrecidas por la Constitución, más allá de las libertades, está un gobierno casi omnipotente y más aun omnipresente que se ha encargado de cribar la información, de aceptar o vedar lo que quiere que sepa el pueblo. Y más allá aun de ese gobierno, hay un pueblo adormecido, unas voluntades anquilosadas esperando a ser satisfechas con un poco de sensacionalismo y verdades a medias, que no exijan mayor compromiso, que le permitan opinar sin riesgo de adentrarse en el tan temido campo del esfuerzo y trabajo por lograr un cambio positivo.

Este es el campo en que le toca moverse al periodismo mexicano. El de una sociedad que al igual que los antiguos romanos, parecían conformarse con “panem et circensis” pan y circo. Aquí la pregunta que me surge es: ¿hasta qué punto ha contribuido el periodismo mexicano a moldear este tipo de sociedad? Y digo a moldear y no a formar porque la sociedad mexicana desde el punto de vista informativo, no está formada, puede estar moldeada pero formada no está.
A mi parecer el periodismo mexicano se enfrenta a un reto muy importante y es el de sí, ofrecer la noticia en su integridad y con ese afán informativo, pero también al de la honestidad intelectual. Es decir, buscar ser objetivos y ofrecer juicios que no solo alimenten el morbo sino que nutran de verdad el juicio y la razón de las personas.

No se trata de que impongan un punto de vista, sino que ofrezcan varios de ellos para que cada uno pueda formarse un juicio firme, verdadero y objetivo.

Hace tiempo escuché una frase simpática: “cuando veas dos multitudes gritando, grita con la que más fuerte grita” ojalá en México el periodismo pueda ayudarnos a gritar todos juntos en favor de lo que nos conviene como país, superando diferencias ridículas y nos evite seguir desgastándonos unos contra otros. Yo aun creo que en el poder de la palabra.

sábado, 22 de enero de 2011

Besos con sabor a alcohol

Hola. Les comparto una de las ultimas poesías que he escrito.


Tenía el alma partida

Y partida por el llanto la mirada

Cuando te encontré también a ti perdida

Perdida y llorando desolada

Entre humo de tabaco y acordes tristes

Tristes acordes de un triste piano

Mis dedos se acercaron a tu mano

A tu mano que como el piano estaba triste

Sin querer fui buscando esas caricias

Caricias que el amor me había negado

Y en tus labios fui hallando las primicias

Primicias de un amor desesperado

Fueron con sabor a alcohol tus besos de pasión

Besos amargos, besos de despecho

Que no dejaron mi corazón satisfecho

Ni satisfecho quedó tu corazón

Tras un par de tragos, mi alma adolorida

Adolorida y cobarde, emprendió la retirada

Quedándome con el alma igual, partida

Y partida por el llanto la mirada

Una reflexión "al vuelo"

Frente a mi oficina, sobre las escaleras que van al segundo piso, había un nido de golondrinas. 3 polluelos tenía el nido. Sobre una lámpara...