miércoles, 2 de febrero de 2011

El periodismo en México

El problema no es el periodismo. El problema es México. El problema tampoco es México, el problema son algunos mexicanos. A mi humilde parecer, y no me cansaré de repetirlo, México es como lo definió Joseph Schlarman, una tierra de volcanes, un país con muchos relieves en la orografía social.

Más allá de la verdad, de las garantías ofrecidas por la Constitución, más allá de las libertades, está un gobierno casi omnipotente y más aun omnipresente que se ha encargado de cribar la información, de aceptar o vedar lo que quiere que sepa el pueblo. Y más allá aun de ese gobierno, hay un pueblo adormecido, unas voluntades anquilosadas esperando a ser satisfechas con un poco de sensacionalismo y verdades a medias, que no exijan mayor compromiso, que le permitan opinar sin riesgo de adentrarse en el tan temido campo del esfuerzo y trabajo por lograr un cambio positivo.

Este es el campo en que le toca moverse al periodismo mexicano. El de una sociedad que al igual que los antiguos romanos, parecían conformarse con “panem et circensis” pan y circo. Aquí la pregunta que me surge es: ¿hasta qué punto ha contribuido el periodismo mexicano a moldear este tipo de sociedad? Y digo a moldear y no a formar porque la sociedad mexicana desde el punto de vista informativo, no está formada, puede estar moldeada pero formada no está.
A mi parecer el periodismo mexicano se enfrenta a un reto muy importante y es el de sí, ofrecer la noticia en su integridad y con ese afán informativo, pero también al de la honestidad intelectual. Es decir, buscar ser objetivos y ofrecer juicios que no solo alimenten el morbo sino que nutran de verdad el juicio y la razón de las personas.

No se trata de que impongan un punto de vista, sino que ofrezcan varios de ellos para que cada uno pueda formarse un juicio firme, verdadero y objetivo.

Hace tiempo escuché una frase simpática: “cuando veas dos multitudes gritando, grita con la que más fuerte grita” ojalá en México el periodismo pueda ayudarnos a gritar todos juntos en favor de lo que nos conviene como país, superando diferencias ridículas y nos evite seguir desgastándonos unos contra otros. Yo aun creo que en el poder de la palabra.

Una reflexión "al vuelo"

Frente a mi oficina, sobre las escaleras que van al segundo piso, había un nido de golondrinas. 3 polluelos tenía el nido. Sobre una lámpara...