domingo, 26 de diciembre de 2010

Una poesía navideña...

Muy Feliz Navidad a todos mis lectores... no he querido atosigarles en estas fiestas navideñas con consideraciones ni elucubraciones... les dejo una poesía para que la disfruten y la reflexionen... es muy hermosa y creo que se explica por sí misma...

Eva en Belén

Era en Belén y era Noche buena la noche.

Apenas ni la puerta crujió cuando entrara.

Era una mujer seca, harapienta y oscura

con la frente de arrugas y la espalda curvada.

Venia sucia de barro, de polvo de caminos.

La iluminó la luna y no tenía sombra.

Tembló María al verla; la mula no, ni el buey

rumiando paja y heno igual que si tal cosa.

Tenía los cabellos largos color ceniza,

color del mucho tiempo, color de viento antiguo;

en sus ojos se abría la primera mirada

y cada paso era tan lento como un siglo.

Temió María al verla acercarse a la cuna.

En sus manos de tierra, ¡oh Dios!, ¿qué llevaría?...

Se dobló sobre el Niño, lloró infinitamente

y le ofreció la cosa que llevaba escondida.

La Virgen, asombrada, la vio al fin levantarse.

¡Era una mujer bella, esbelta y luminosa!

El Niño la miraba. También la mula. El buey

mirábala y rumiaba igual que si tal cosa.

Era en Belén y era Noche buena la noche.

Apenas ni la puerta crujió cuando se iba.

María al conocerla gritó y la llamó ¡Madre!

Eva miró a la Virgen y la llamó ¡Bendita!

¡Qué clamor, qué alborozo por la piedra y la estrella!

Afuera aún era pura, dura la nieve y fría.

Dentro, al fin, Dios dormido, sonreía

teniendo entre sus dedos niños la manzana mordida.

(Murciano-1929)

sábado, 11 de diciembre de 2010

Guadalupe

Hace algunos años me encontraba en la ciudad de Salamanca, en España. Asistía a una serie de pláticas sobre la Inmaculada Concepción. Durante ese ciclo de pláticas, el conferencista dijo que la Virgen de Guadalupe no era mexicana. El conferencista era chileno y el auditorio al que le hablaba era en un 60% mexicano. Ya se podrán imaginar las reacciones. Yo por mi parte ya incursionaba en los terrenos de la poesía así que compuse una especie de soneto que lo dediqué en primer lugar a la Virgen de Guadalupe, y en segundo lugar al conferencista.

La idea es sencilla: dado que el conferencista decía que la Virgen no era mexicana porque cuando se apareció aun no existía Mexico, yo argumento que Mexico es guadalupano porque la Virgen se introdujo en sus raíces y que quiso adoptar nuestra Patria como propia. Bueno, se los dejo, espero que les guste.



Guadalupe, orgullo del mexicano
te quisiste quedar en nuestra tierra
y el que esto piense para nada yerra
que a México hiciste guadalupano

Si cuando bajaste todavía no era
en su raíz hundiste tu figura
para que de México la sangre toda fuera
guadalupana, Santa Virgen Pura

Con ninguna otra nación hiciste igual
nuestra Patria escogiste como propia
nos dejaste tu imagen celestial

Gracias por bajar a nuestro suelo
que convertiste con tu maternal presencia
en tu segunda casa, en tu segundo cielo

jueves, 9 de diciembre de 2010

Dios... Karma... Destino...

Desde hace un par de días hay una idea que me ha estado inquietando un poco. Ha estado luchando por salir de ese lugarcillo donde se gestan las ideas, sólo que como todos saben, no es bueno que una idea salga y ande por ahí vagando si no va bien vestida y arropada con lógica, buenas palabras y claridad. Bien, trataré de vestir a mi idea de manera que puedan entenderla.

Se trata de lo siguiente: últimamente, si bien no es algo nuevo, he estado escuchando en canciones, en programas de televisión, en comerciales y anuncios varios una palabra: el destino. Sí, la primera vez o quizá las primeras veinte veces me pasó desapercibida o hasta me pareció poética. Después comenzó a hacer eco en mi mente, más tarde no paraba de verla en todos sitios. Mis amigos la utilizaban en sus conversaciones, salía en las páginas de los libros y periódicos, creando un poco de confusión o más bien tomando un lugar que no le pertenece del todo.

Lo de la confusión y el lugar que no le pertenece, lo digo porque muchas veces la confunden con Dios. Quién no ha escuchado frases como: "el Destino, Dios, Karma... llámale como quieras, pero..." y otras parecidas.

El Destino, con la connotación de un ente personal, vine de la concepción fatalista romana y quizá ya desde antes, de los griegos, para los cuales había una especie de deidades o deidad que era el "Fatum" los hados, o el Destino, al que hasta los mismos dioses estaban sometidos y que regía la vida de los hombres de manera más bien caprichosa y lo expresaban con una frase: "ducunt volentem fata, nolentem trahunt" (El destino conduce a quien se le presta y arrastra a quien se le resiste)

Y bueno, creo que la forma en la que lo toman o usan ahora... en las canciones y demás cosas que mencionaba al inicio, no ha cambiado mucho, solo que dudo que sepan el origen de tal tendencia.

Al punto al que voy es al siguiente: como dijo una vez uno de mis profesores, un hombre bastante sabio y que admiro mucho: "El que no conoce a Dios, a cualquier burro se le hinca" como que da la impresión que los hechos que ocurren día a día en nuestras vidas los queremos atribuir a algo... o a alguien que puede estar por encima y que los va permitiendo o acomodando, que se encarga de "cobrarse" las malas acciones cometidas y que, sin decirlo tan abiertamente... juega con nosotros.

No me meteré en terreno filosófico por ahora, aunque bien valdría la pena, pues anula entre otras cosas la libertad, la autodeterminación...

La cuestión es esa: que el Destino está de moda. A veces como que da pena reconocer que es Dios quien realmente está al tanto de nuestras vidas. A veces da miedo aceptarlo, A veces incluso cuesta creerlo, pues no estamos acostumbrados al tiempo de Dios y queremos resultados inmediatos. Pero, ¿acaso no preferirías confiar tu vida a un Padre que sabes que te ama, que a una especie de idea abstracta que ademas es una caprichosa y para quien no eres más que un juguete?

Otra idea quiere acompañar a la primera... ¿qué ha hecho el "destino" o el "Karma" por tí? creo que nada, o al máximo hacerte pasar ratos un tanto amargos... sin embargo, de Dios sabemos que ha hecho bastante por cada uno... nacer, hacerse hombre, dar su vida... ¿es poco?

Bueno, creo que ya quedó. Mejor corto antes de que la idea se convierta en un batiburrillo soporifero. Solo termino con una invitación a que pienses si no es mejor confiar tu vida a la Providencia de un Dios que sabes que es amor y que te ama, que al capricho de un "algo" que ni siquiera estás seguro de que pueda existir.

martes, 7 de diciembre de 2010

Un poco de patriotismo

Hola de nuevo! esta entrada la debí haber publicado hace dos meses, pero bueno, más vale tarde que nunca. El hecho es que la preparé para las fechas de la Fiesta de Independencia, pero solo hasta ahora la vine a encontrar, así que con gusto se las comparto, por si se puede rescatar aún alguna idea.



Yo todo lo resisto menos la tentación… así es. En medio del bombardeo mediático que nos pide celebrar el bicentenario de la Independencia de México, yo me propuse no caer en la tentación de dedicar una parte de mi blog a dicho tema. Sin embargo he caído.

En honor a la verdad los hago por dos hechos bien simples que llamaron mi atención. El primero fue un comentario en el facebook que decía que la Independencia de México no se entendía sin el cristianismo. El segundo hecho fue ver izada en la catedral de mi ciudad la bandera mexicana.



Mi querido México es una verdadera tierra de contrastes, o como la definió Joseph Schlarman, una Tierra de Volcanes. En lo que va del año México se ha reconocido como un estado laico que lleva verdaderos tintes de laicista. Así mismo se han aprobado leyes que no van en contra de lo que dice la Iglesia, sino contra lo que enseña la naturaleza. Contra esa ley, “no escrita sino innata, que no aprendemos, recibimos o leemos sino extraemos de la misma naturaleza” (M.T.Cicerón, Pro T. Annio Milone, IV, 10) que es la ley natural y que nos enseña a defender la vida, por citar un ejemplo.



Sobre el hecho que la independencia de México no se pueda entender sin el cristianismo habría mucho que objetar. Para comenzar dicen que la historia la escriben los vencedores, y en nuestro caso mas allá de vencedores o vencidos, ha habido un gobierno que es el que dice qué se puede conocer de la historia y que no, por lo cual hay mucha oscuridad en torno a tan importante acontecimiento. Aun así, el hecho de que el iniciador haya enarbolado un icono religioso o hay sido él mismo un ministro de culto católico, no creo que quiera significar que fue el cristianismo quien promovió dicho movimiento. Más aun, creo que no es parte de la esencia del cristianismo el organizar la vida política de una ciudad, sino la vida espiritual de sus miembros.

Esto mismo nos lleva a ver el mal entendido y denominado laicismo como absurdo, al querer separar a la Iglesia del Estado. Ya que la Iglesia nunca ha dictado leyes ni pretendido gobernar una nación. Es diverso el hecho de ser luz para las conciencias de las personas, el nombrar bueno lo bueno y malo lo malo. Y esto ninguna ley puede cambiarlo, pues no es cuestión ni de leyes ni de creencias, es cuestión de naturaleza. Y cabe recordar, como leí alguna vez en un libro, que Dios siempre perdona, los hombres a veces, pero la naturaleza nunca.



El segundo contraste que mencioné fue el hecho de ver ondeando encima de la fachada de la catedral de mi ciudad la bandera de México. México, el nuevo México laico separado de la Iglesia no objeta nada a que se muestre la bandera de la nación sobre un edificio de culto católico. ¿Qué pasaría si ponen la imagen de la Virgen de Guadalupe sobre el palacio de gobierno?

No quiero crear más polémica. Lo único que pretendo es resaltar la incoherencia que se sigue a ciertas determinaciones al grado de hacerlas parecer como caprichosas. Y todo esto en el marco de la celebración de la independencia del país nos debería llevar a reflexionar, no en el hecho de si somos libres o no, sino de si realmente hemos sabido ser libres, si estábamos maduros para caminar en pos de lo que nos convenía como Patria y como País. Si hemos sabido usar esa libertad o si simplemente sucumbimos ante sus encantos y después no pudimos sostenernos.



No quisiera yo que en el “tricentenario” se hable de una nueva independencia en la que el Estado se liberó de “la Iglesia” porque quien no aprende de su historia, está condenado a repetirla. Y francamente yo creo que después de doscientos años, México sigue necesitando esa luz para la conciencia que le ayude en su caminar como nación independiente. Los hechos hablan por si solos.



Para ser sinceros el hecho de la bandera en la catedral me gustó, pues mientras siga ondeando una bandera en lo alto de una Iglesia, cada vez que Dios mire hacia su rebaño, se acordará de que hay un país entero que le necesita…

Una reflexión "al vuelo"

Frente a mi oficina, sobre las escaleras que van al segundo piso, había un nido de golondrinas. 3 polluelos tenía el nido. Sobre una lámpara...