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martes, 7 de diciembre de 2010

Un poco de patriotismo

Hola de nuevo! esta entrada la debí haber publicado hace dos meses, pero bueno, más vale tarde que nunca. El hecho es que la preparé para las fechas de la Fiesta de Independencia, pero solo hasta ahora la vine a encontrar, así que con gusto se las comparto, por si se puede rescatar aún alguna idea.



Yo todo lo resisto menos la tentación… así es. En medio del bombardeo mediático que nos pide celebrar el bicentenario de la Independencia de México, yo me propuse no caer en la tentación de dedicar una parte de mi blog a dicho tema. Sin embargo he caído.

En honor a la verdad los hago por dos hechos bien simples que llamaron mi atención. El primero fue un comentario en el facebook que decía que la Independencia de México no se entendía sin el cristianismo. El segundo hecho fue ver izada en la catedral de mi ciudad la bandera mexicana.



Mi querido México es una verdadera tierra de contrastes, o como la definió Joseph Schlarman, una Tierra de Volcanes. En lo que va del año México se ha reconocido como un estado laico que lleva verdaderos tintes de laicista. Así mismo se han aprobado leyes que no van en contra de lo que dice la Iglesia, sino contra lo que enseña la naturaleza. Contra esa ley, “no escrita sino innata, que no aprendemos, recibimos o leemos sino extraemos de la misma naturaleza” (M.T.Cicerón, Pro T. Annio Milone, IV, 10) que es la ley natural y que nos enseña a defender la vida, por citar un ejemplo.



Sobre el hecho que la independencia de México no se pueda entender sin el cristianismo habría mucho que objetar. Para comenzar dicen que la historia la escriben los vencedores, y en nuestro caso mas allá de vencedores o vencidos, ha habido un gobierno que es el que dice qué se puede conocer de la historia y que no, por lo cual hay mucha oscuridad en torno a tan importante acontecimiento. Aun así, el hecho de que el iniciador haya enarbolado un icono religioso o hay sido él mismo un ministro de culto católico, no creo que quiera significar que fue el cristianismo quien promovió dicho movimiento. Más aun, creo que no es parte de la esencia del cristianismo el organizar la vida política de una ciudad, sino la vida espiritual de sus miembros.

Esto mismo nos lleva a ver el mal entendido y denominado laicismo como absurdo, al querer separar a la Iglesia del Estado. Ya que la Iglesia nunca ha dictado leyes ni pretendido gobernar una nación. Es diverso el hecho de ser luz para las conciencias de las personas, el nombrar bueno lo bueno y malo lo malo. Y esto ninguna ley puede cambiarlo, pues no es cuestión ni de leyes ni de creencias, es cuestión de naturaleza. Y cabe recordar, como leí alguna vez en un libro, que Dios siempre perdona, los hombres a veces, pero la naturaleza nunca.



El segundo contraste que mencioné fue el hecho de ver ondeando encima de la fachada de la catedral de mi ciudad la bandera de México. México, el nuevo México laico separado de la Iglesia no objeta nada a que se muestre la bandera de la nación sobre un edificio de culto católico. ¿Qué pasaría si ponen la imagen de la Virgen de Guadalupe sobre el palacio de gobierno?

No quiero crear más polémica. Lo único que pretendo es resaltar la incoherencia que se sigue a ciertas determinaciones al grado de hacerlas parecer como caprichosas. Y todo esto en el marco de la celebración de la independencia del país nos debería llevar a reflexionar, no en el hecho de si somos libres o no, sino de si realmente hemos sabido ser libres, si estábamos maduros para caminar en pos de lo que nos convenía como Patria y como País. Si hemos sabido usar esa libertad o si simplemente sucumbimos ante sus encantos y después no pudimos sostenernos.



No quisiera yo que en el “tricentenario” se hable de una nueva independencia en la que el Estado se liberó de “la Iglesia” porque quien no aprende de su historia, está condenado a repetirla. Y francamente yo creo que después de doscientos años, México sigue necesitando esa luz para la conciencia que le ayude en su caminar como nación independiente. Los hechos hablan por si solos.



Para ser sinceros el hecho de la bandera en la catedral me gustó, pues mientras siga ondeando una bandera en lo alto de una Iglesia, cada vez que Dios mire hacia su rebaño, se acordará de que hay un país entero que le necesita…

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Pensamientos de un exiliado

Este párrafo es de mi creación. Hay momentos en que tras mucho tiempo fuera de tu patria y de tu casa, sientes cierta nostalgia y te gustaria volver...



... Era en el silencio de aquellas pacíficas noches frescas y estrelladas, cuando el viento me traía desde el otro lado del mar los olorosos recuerdos de mi tierra natal. Estos me penetraban hasta el corazón y enseguida mi alma sentía enormes deseos de volcarse sobre el papel. Si se lo permitía, entonces escribía apresuradamente y tras unos instantes todo quedaba como desahogado de ese sentimiento que le oprimía el pecho. Todo quedaba en gran calma como la noche misma. Y así continuaba los días esperando con ansia el momento en que pudiera volver a verla pero, ay, que ingrato es el hombre... para volver a pisarla.

De caundo en cuando esa espera se hacía terrible, insoportable. Me sentía solo y desprotegido. Parecía que ni yo mismo me entendía. Así se sucedían las noches. Noches cálidas de primavera; noches frescas de verano; noches frías de otoño y noches gélidas de invierno... el día no llegaba. Suspiraba ansioso por verla de nuevo pero esos suspiros lo único que lograban era hacer más larga la espera.

Así fue como aprendí a valorar la noche que en su silenciosa oscuridad me traía en su fresco viento caricias de mi patria. Sus cándidas estrellas eran como fríos besos con que intentaba consolarme y la luna, ah luna hermosa... como dejarte de lado blanca princesa que cada noche intentabas seducirme para hacerme olvidar por un momento mis pesares. A veces te dejabas ver allá arriba, solitaria y ufana por tu reluciente blanco. Otras, juguetona, te escondías por detrás de las ramas de los árboles y, ay como me hechizabas cuando toda llena y resplandeciente te presentabas casi tocando el ensombrecido suelo y pintando las nubes de amarillo.

Me pareció que comprendía a los enamorados que gemían por la ausencia de su amada... yo no amaba a nadie en concreto y sin embargo ese pesar seguía oprimiendo mi pecho. Si por lo menos hubiera contado con un amigo, lo que se dice amigo, en esos momentos con quien compartir mi desdicha, pero no. Me sentía incomprendido, no correspondido y aun así había algo que me empujaba a seguir esperando.

Una reflexión "al vuelo"

Frente a mi oficina, sobre las escaleras que van al segundo piso, había un nido de golondrinas. 3 polluelos tenía el nido. Sobre una lámpara...