miércoles, 25 de julio de 2012

Dios le dio un beso a la noche

Hola a todos. En estos días no hay luna llena y ni siquiera es Octubre, pero quiero compartirles un cuento que escribí hace poco. Hay una historia de los yakis, me parece, sobre la luna. Un día yo quería contar esa historia pero no la recordaba bien así que pedí a un amigo que me hiciera el favor de recordármela. Después de eso, decidí escribir mi propio cuento sobre la Luna y se los comparto a continuación. Es corto... es ingenuo y hasta un poco simplón. A ver qué les parece.

*****


Dicen que cuando Dios creó el cielo y la tierra, creó también al día y a la noche. Y el día fue para los hombres motivo de alegría. Apenas clarear el alba ellos salían de sus casas, hacían sus labores, festejos, y actividades varias. Pero al comenzar a cubrir las sombras la tierra, los hombres se aterrorizaban y de inmediato se refugiaban al interno de sus casas.
La noche estaba sola. La noche estaba triste. La noche quería también ver a los hombres, convivir con ellos… que le contaran sus secretos, pero ellos le temían porque todo era oscuridad y sombra…
Un día Dios escuchó un llanto como de quien llora sobre la almohada… triste y callado. Se acercó a ver cuál de sus creaturas pasaba por ese mal momento y se percató que era la Noche.  Le preguntó que qué le pasaba…
La noche acongojada le contó sus dolencias. Estoy sola, los hombres me temen, hasta los animales se ocultan cuando llego yo a cubrir el cielo.
Dios se conmovió y le dijo a la noche. Recoge tus lágrimas, ellas serán motivo de asombro para los hombres y al tiempo que se las esparcía a lo largo y ancho del cielo, las hacía brillar y parpadear. Y por último, Dios le dio un beso a la noche, un beso que la acompañaría por edades sin término. La luna.
La noche no volvió a estar sola. Los hombres se interesaron en  las estrellas y enamorados de su hermosura, le cantaron a la Luna, le contaron sus más recónditos secretos y le confiaron sus más íntimos anhelos. Por eso cada vez que hay Luna llena, debemos acordarnos de aquel momento en que Dios le dio un beso a la noche.

3 comentarios:

  1. Gracias por regalarme unos minutos de tu tiempo para leerlo Lupita! Hasta ahorita vengo a ver tu comentario. Saludos. Me debo a mis lectores Dios te bendiga.

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