martes, 17 de agosto de 2010

De maestros, sindicatos y cosas por el estilo

Asisto a un curso de capacitación para el desarrollo por competencias, un sistema educativo que se está buscando implantar en las escuelas de gobierno de México. Si bien el tema es interesante, he de anotar que será aun más interesante ver cómo tratarán de implantarlo. El sistema no es otra cosa ni consiste en más que buscar que el alumno realmente aprenda… es decir, se quita del centro la figura todopoderosa del maestro para poner un poco más de atención al pobre alumno e interesarse por él, por ver que realmente aprenda.

Durante un momento se ha interrumpido el curso para escuchar las palabras y nuevos nombramientos para puestos directivos del sindicato de maestros. Sinceramente me sentí como Cantinflas en la película “El Barrendero”. Sí, recuerden aquella escena en que se presenta a la junta del sindicato y expone un discurso tan disparatado que causa gracia.

Entre tanto “compañeros” y alabanzas al sindicato me he perdido y no he logrado rescatar nada importante sobre una verdadera educación. Lo que sí me ha quedado claro es que los nuevos directivos obtendrán un ingreso salarial más elevado del que tenían. La única diferencia con Cantinflas es que en mi caso, no causaba gracia la exponente…

No quisiera alargarme más, pero eso me ha llevado a reflexionar sobre un discurso que hice hace algunos años para mi clase de elocuencia, en el que exponía una verdad tan obvia, que hasta ofendía de tan obvia. Trataba sobre la educación, y en él hacía notar eso, que si no queríamos en un par de años vernos invadidos por gente mediocre con título (sin ironía), teníamos que poner un mayor énfasis en las escuelas para buscar formar de verdad a los alumnos.
Al final, muchos se fueron a celebrar con los maestros recién ascendidos y el curso se vio interrumpido justo cuando estábamos por sacar conclusiones. Yo por mi parte saqué ya mi conclusión: Viva México, vivan los maestros y por supuesto… ¡viva el sindicato! Pregunta final, ¿Cuándo diremos nos solo con palabras sino con hechos ¡Viva el alumno!?

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